así no entra más luz de la necesaria,
entre las nubes y sus tormentas
puedo tener la mente a oscuras,
evitando que la luz me muestre.
Acércate, quiero que me dilates las pupilas
que entre toda la luz, la necesaria y la imposible
y así la retendré en mi retina, el tiempo necesario, para alejar las sombras.
de paso podríamos dilatarnos el alma (y la mente)
Abrir puertas y ventanas de par en par, para que esa luz entre a raudales.
ResponderEliminarY enceguecer de la impresión.
Qué intenso :D
besos
Dejar las persianas que son los párpados a medias, para que tampoco entre el calor. Y cuando los dedos de los pies se queden fríos, salir, sentarse en el alféizar y mirarnos a los ojos.
ResponderEliminarUn saludo, bonito blog.